Twittear puede ser ‘peligroso’

dangertweetNo temáis twitteros compulsivos, su salud no está en riesgo (salvo la mental y la ocular si pasamos mucho tiempo frente a la pantalla); pero lo que sí puede estar en peligro es su estabilidad laboral, especialmente si su jefe tiene la posibilidad de leer los posteos en Twitter.

Dos protagonistas, dos profesiones similares, dos situaciones casi idénticas, un denominador común: irse de boca en la red social del adorable pajarito azul creyendo que sólo lo leerán personas de confianza. El error de este razonamiento radica en el hecho de que al tener miles de seguidores, ese círculo de confianza es un poco difícil de mantener.

DarrenBentEl primer protagonista de esta trama es Darren Bent, jugador del Tottenham de Inglaterra y en alguna ocasión citado para el combinado nacional británico. El delantero de los Spurs parecía estar muy ofuscado con la falta de definición de su fichaje por el Sunderland, equipo en el que anhela recuperar sus aptitudes futbolísticas de otrora. El único inconveniente es que lo manifestó a través de Twitter, con lo cual sus declaraciones rápidamente llegaron a oídos del presidente del club londinense, Daniel Levy.

«Realmente me estoy encabronando ahora (…) El problema no es el Sunderland ¿Quiero ir a Hull City? NO ¿Quiero ir a Stoke? NO ¿Quiero ir a Sunderland? SÍ. Entonces deja de andar jod**ndo Levy»

La respuesta del chairman no se hizo esperar, pero no fue con palabras, el jugador fue multado por el monto de dos semanas de sueldo (unos u$s130 mil) . Finalmente para felicidad del jugador el traspaso pudo concretarse, pero seguramente Bent lo pensará dos veces antes de usar nuevamente Twitter para expresar su enojo.

babybaselineEl segundo caso no es tan accidentado peor no deja de ser similar y viene desde Boston, donde Glen Davis reflejó su malestar en su Twitter por no conseguir el contrato deseado para seguir en el equipo en el cual debutó en la NBA. La diferencia es que el jugador al notar el revuelo que se estaba armando en torno a sus declaraciones, informó al equipo que se trataba de un impostor y que nada tenía que ver con los posteos que se realizaban en su nombre.

Sin dudas y a la luz de estos dos casos, la gente famosa (especialmente profesionales) y Twitter no hacen muy buena pareja. Quizás sería conveniente que alguien les diga que existen actitudes llamadas «políticamente correctas» que pueden ser útiles no sólo en el mundo real, sino también en el virtual.

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